Esdras 9:7

Esdras 9:7 “Desde los días de nuestros padres hasta hoy hemos vivido en gran pecado”.
 
Esdras fue llamado a ejercer su ministerio en un tiempo muy complicado donde el pueblo de Dios venía de estar sumido en años de decadencia espiritual. Pero Esdras no se excusó, ni tampoco trató de justificar los pecados que el pueblo había cometido contra Dios. Por el contrario, lo que hizo fue arrepentirse de corazón y clamar a Dios para que una vez más el Señor, en su infinita fidelidad y misericordia, derramara su hermosa gracia sobre el pueblo pecador.
 
Cuando vemos la situación deplorable en la que muchas veces se encuentran nuestras vidas, matrimonios, familias, iglesias o en la sociedad en la que vivimos no deberíamos de estar justificándonos ni mucho menos echándole la culpa al gobierno, al sistema de este mundo o al diablo. Somos nosotros, nuestros pecados, nuestro amor por los placeres y la falta de pasión por Dios la que nos lleva a vivir en mediocridad espiritual, en apatía y religiosidad. Cuando caminamos como esclavos espirituales es por la dureza de nuestro corazón y por nuestra falta de arrepentimiento.
 
Al igual que hizo Esdras por su pueblo, lo que necesitamos hacer es postrarnos en el suelo con lágrimas para buscar y clamar al Señor con sinceridad. Te animo, te invito e incluso te exhorto a que busques al Señor. Arrepiéntete por tus pecados, por tu falta de pasión y por todo aquello que nuestro país y nuestro mundo están realizando ante la atenta mirada del Dios tres veces Santo. Recuerda que el estado espiritual de familias e iglesias se debe principalmente al estado espiritual de nuestras propias vidas. Dios tiene mucho más para nosotros y Él desea bendecirnos, pero para disfrutar de la plenitud del Señor necesitamos arrepentirnos y buscarle de todo nuestro corazón.