Ester 1:22

Ester 1:22 “Envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escritura, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo que todo hombre afirmase su autoridad en su casa; y que se publicase esto en la lengua de su pueblo”.
 
El libro de Ester comienza mostrando un gran conflicto matrimonial entre el rey Asuero y la reina Vasti. En un contexto de festividad en el que el vino era uno de los principales protagonistas, el monarca, con intención de presumir la gran belleza de Vasti, solicitó la presencia de su reina ante los invitados. Sin embargo, ella no acudió a la llamada, negándose a la orden de su rey.
 
Asuero, muy indignado, redactó un edicto afirmando la autoridad de los hombres, y demandando sujeción de las mujeres para con sus maridos. ¡Qué triste ver como la guerra de los sexos ha estado presente a lo largo de todos los siglos de humanidad! Los conflictos que se producen entre hombre y mujer son una de las muchas terribles consecuencias que hemos heredado del pecado.  
 
Únicamente al entender el rol del hombre y de la mujer a la luz de las escrituras podemos lograr paz y armonía en las relaciones. El hombre, en ningún momento debe abusar de su autoridad como cabeza en el hogar; nunca debe obligar, ni imponer… por el contrario: él debe cuidar, proteger, proveer, valorar y, sobre todo, amar como Cristo amó a su iglesia.
 
Con la ayuda de Dios, es posible vivir una plena masculinidad y feminidad. Por medio del evangelio podemos disfrutar de relaciones sanas, de amistades verdaderas, y de compañerismo genuino. Valoremos y celebremos las diferencias entre el hombre y la mujer, entendiendo que, unidos en Cristo, formamos un equipo poderoso e imparable para la gloria de Dios.