Nehemías 13:27

Nehemías 13:27 “¿Os vamos a permitir ahora que cometáis este pecado tan grave de ser desleales a Dios al tomar por esposas a mujeres extranjeras?”.
 
El pueblo de Israel, a lo largo de toda su historia, ha sufrido terribles consecuencias por unir sus vidas en matrimonio con personas extranjeras que adoraban a otros dioses. No somos conscientes del valor y de la importancia tan grande que tiene unir tu vida con alguien que sea temeroso del Señor. El matrimonio, según la Biblia, es un pacto inquebrantable que realizamos entre un hombre y una mujer hasta que la muerte nos separe, por ese motivo pienso que esta es la decisión más importante que tienen que tomar los seres humanos.
 
Tanto las Escrituras en el libro de Génesis como la historia de la humanidad, comienzan con una boda en el huerto del Edén. Dios es el autor, el creador y el protagonista de todas las bodas, Él ha diseñado y establecido esa sagrada institución. El matrimonio nos revela parte de los misterios que existen en la trinidad, el matrimonio refleja y representa la unión perfecta y preciosa que hay entre Cristo y su iglesia. Dios desea bendecirnos y que nos vaya bien, por ese motivo nos aconseja y nos prohíbe casarnos con incrédulos ya que el propósito de un matrimonio es servir a Dios juntos como un solo equipo.
 
Cuando Dios vio a Adán dijo que no era bueno que el hombre estuviese sólo, por ese motivo decidió crear a Eva como su ayuda idónea. Esa es la clave del matrimonio: tener una ayuda idónea, alguien que te complementa, te santifica, te acerca más al Señor y alguien con quien puedes servir a Dios y extender su Reino. Si dejamos a un lado estos gloriosos propósitos, entonces simplemente nos uniremos a una persona por el físico, por crear una familia, por tratar de encontrar la felicidad o por deseos superficiales y egoístas. No te unas jamás a un extranjero en la fe o sufrirás las consecuencias por mucho tiempo. Obedece y confía en el consejo del Señor para que tu matrimonio tenga un sentido y un propósito que apunte hacia la eternidad.