Ester 5:3

Ester 5:3 “Dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará”.
 
La situación que vivió Ester era verdaderamente peligrosa. Ella sabía que arriesgaba su vida; ya que, si el rey así lo quería, podía matarla por presentarse sin permiso ante su presencia. Sin embargo, el gran amor por su pueblo pesó más que la opción razonable: decidió buscar al rey.
De manera milagrosa, Ester obtuvo tanta gracia ante Asuero, que incluso este le preguntó ¡qué era lo que ella más deseaba! Una vez más podemos ver cómo la mano de Dios siempre está sobre nosotros cuando nos encontramos realizando el propósito y la misión de Dios. El Señor, en muchas ocasiones, abrirá puertas y te permitirá hallar gracia delante de otras personas para que puedas ser de influencia y de bendición. De repente, la mujer que se pensaba a punto de morir se encuentra ante la pregunta del millón, pudiendo demandar cualquier deseo de su corazón.
 
Reflexionando acerca de la increíble oportunidad que experimentó Ester, imagino cuál sería mi respuesta ante la pregunta del rey Asuero. ¿Qué me podría beneficiar y ofrecer todo lo que deseo? ¡Cuán importante es tener en nuestro corazón peticiones que apunten hacia el reino de los cielos! Debemos cambiar nuestro egocentrismo espiritual a la hora de relacionarnos con Dios para ser verdaderos intercesores, como lo fue Ester. Cuando vivimos cerca del corazón del Señor, nuestra cosmovisión a la hora de orar y de pedir, cambia de forma radical. Debemos orar siempre para que el resultado de nuestras peticiones beneficie el nombre, reino y voluntad de nuestro Dios en la tierra.