Ezequiel 18:4

Ezequiel 18:4 “Todas las almas son mías: como el alma del padre, así el alma del hijo es mía. El alma que peque, esa morirá”
 
Aunque la gran mayoría de las personas crean que existimos y estamos vivos gracias a la evolución de las especies, lo cierto es que la Biblia afirma que Dios es nuestro creador, Él nos hizo y todas las almas le pertenecen. No sólo somos criaturas de Dios, sino que además la Biblia afirma que todos somos pecadores y estamos destituidos de la presencia del Señor. El profeta Ezequiel escribió que el alma que peque morirá, ahora la pregunta que podríamos hacernos es, ¿qué alma no ha pecado?
 
Absolutamente todas las personas que han pasado por el planeta tierra han pecado y la Biblia dice que la paga del pecado es la muerte. Así que no debemos de olvidar que existe un Creador, que nosotros somos sus criaturas, que todos somos pecadores, estamos muertos espiritualmente y moriremos eternamente. Esa es la terrible condición y situación en la que nos encontramos. Somos pecadores que merecemos morir por nuestro pecado y no podemos hacer nada para salvarnos.
 
Pero el evangelio ofrece una fantástica y maravillosa noticia. Sólo ha existido un alma que no ha pecado, y esa ha sido la de Jesucristo. Jesús, el hijo De Dios, llevó una vida de obediencia, fue perfecto en todos sus caminos y jamás pecó ya que él no nació bajo la maldición del pecado. Cristo es el alma que no ha pecado, pero en la cruz se hizo pecado, para que nosotros los pecadores fuésemos salvados por gracia. Si en este día reconoces que tu alma ha pecado contra el Dios Creador y que mereces la muerte, pero a la vez reconoces también que sólo Jesús es el único que puede salvarte, entonces podrás recibir la salvación de tu alma.