Ezequiel 22:30 “Busqué entre ellos un hombre que levantara una muralla y que se pusiera en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyera, pero no lo hallé”.
En estos momentos de la historia, el pueblo, la nación y la ciudad estaban atravesando una gran decadencia espiritual. A lo largo de todo el capítulo se nos describe todo un catálogo de corrupciones, los cuales describen a la perfección la perversidad del hombre. Cuando el ser humano se aleja de Dios, puede llegar a cometer verdaderas locuras y barbaridades, ya que la maldad y el pecado no tienen límites.
En medio de todo este contexto, se nos dice que Dios buscó a alguien para que luchará e intercediera a favor de la tierra, pero lamentablemente no lo encontró.
Esta imagen es una escena muy similar a la que se nos muestra en el libro de Génesis cuando Dios quiso destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra. En esta ocasión, se nos dice que no había ningún justo en esas ciudades, pero vemos a Abraham, en la brecha intercediendo para que Dios tuviese gracia y misericordia.
Han pasado miles de años desde el contexto del profeta Ezequiel, pero sin embargo, el mundo y el corazón del ser humano siguen completamente depravados. Nuestro mundo es un verdadero caos. La maldad y el pecado aumentan y Dios continúa buscando desde el cielo a hombres y a mujeres que estén dispuestos a levantar murallas. Te animo y te reto a que tú, seas una de esas personas que están dispuestas a clamar y a interceder por la tierra. Levántate en medio de tu generación para luchar por ella. Recuerda que nosotros contamos con el poder de la oración y la palabra de Dios.