Ezequiel 26:3 “Así ha dicho el Señor: Yo estoy contra ti, Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas”
Dios amenazó de juicio a la nación pagana de Tiro. Esta ciudad fenicia, estaba ubicada en la costa del mar mediterráneo. Sus habitantes eran orgullosos, soberbios y prepotentes, y se sentían superior a los demás debido a su prosperidad y a las riquezas, pero en su debido tiempo, el Señor los visitó para juzgarlos por todos sus pecados y rebeliones. Tiro fue un lugar rico, lleno de mercancías y comercio, pero nada de esto fue capaz de librarlos de la ira de Dios.
Las riquezas materiales jamás podrán ayudarnos o servirnos para el día del juicio de Dios. Los ricos de este mundo ponen su confianza y su seguridad en todo lo que poseen, pero en el momento cuando se vean cara a cara con Dios, absolutamente nada les servirá. El ser humano no tiene nada que ofrecer a Dios con lo que poder salvar su alma del infierno. El dinero puede comprar todo en este mundo, pero no puede comprar la salvación eterna.
Nadie podrá ser redimido con oro o con plata, solo podemos obtener la salvación por medio de la preciosa sangre de Jesucristo. No dejes nunca que tu corazón se gloríe o se refugie en las riquezas efímeras de este mundo. No caigas en el error de los habitantes de Tiro, cambia el orgullo y la soberbia por la humildad. Confiesa a Jesús como tu único y suficiente Señor y podrás obtener lo único que no puede comprar el dinero, la salvación de tu alma.