Ezequiel 27:27

Ezequiel 27:27 “Tus riquezas, tus mercaderías, tus productos, tus remeros, tus pilotos, tus calafateadores, los agentes de tus negocios, con todos los hombres de guerra que tú tienes y con toda la tripulación que se halla en medio de ti, caerán en medio de los mares el día de tu caída”.
 
En la antigüedad, la ciudad de Tiro contaba con una gran riqueza debido a la prosperidad de su comercio. Su influencia y actividades comerciales se extendieron por todo el Mediterráneo. Su principal problema no fue las riquezas, la gloria y la prosperidad sino el orgullo, la soberbia y arrogancia que conquistó el corazón de la ciudad.
 
Los habitantes de Tiro confiaron más en los bienes materiales que en el Creador. Ellos se sentían seguros y fuertes al ver todo cuanto tenían, además pensaron que el éxito y la superioridad sobre otras ciudades, lo habían conseguido gracias a sus fuerzas y capacidades. Tiro se jactaba de su grandeza, de su propia belleza y estaba convencida que era mejor que los demás. Cuando pensamos de esta manera caemos en el terrible pozo del orgullo.
 
Dios finalmente hizo que la orgullosa ciudad fuese quebrantada en humillación. El Soberano permitió el sufrimiento, la destrucción y la calamidad para enseñarles que todo cuanto tenemos procede de la mano bondadosa del Señor. Jamás debemos de olvidar que, todo lo que tenemos es gracias a Dios. Todo lo que tenemos es porque Dios nos ha bendecido, nos ha dado las fuerzas, la inteligencia y las capacidades. No tienes de que gloriarte. Por el contrario, todos los días de tu vida tienes que adorar y dar gracias a Dios por su bondad, amor y misericordia para con tu vida.