Ezequiel 35:10

Ezequiel 35:10 “Tus ciudades asolaré, quedarás desolado y sabrás que yo soy el Señor”.
 
El profeta pronunció el juicio contra Edom por su odio hacia el pueblo de Israel. La nación de Edom eran los descendientes de Esaú. Aquello que comenzó como una lucha en el vientre entre los dos hermanos Jacob y Esaú, ha continuado a lo largo de la historia hasta llegar a nuestra actualidad. De la misma manera que Edom trató a Israel, así Dios también los trataría a ellos.
 
A través de esta situación podemos ver como una vez más se cumple la ley de la siembra y la cosecha, como se nos dice en el libro de Gálatas, todos cosechamos aquello que sembramos. Estos pueblos sembraron guerra, espada y mucha sangre y esto fue precisamente lo que estaban a punto de recibir. Ellos se burlaron de la destrucción de Israel, pero ellos también serían destruidos. Jamás debemos de olvidar que la justicia de Dios siempre da a cada persona lo que es completamente justo.
 
Por este motivo necesitamos entender que lo justo y lo que realmente merecemos cada uno de nosotros por nuestros pecados es la ira de Dios y el infierno eterno. Si te paras a pensar cada uno de nosotros somos como los habitantes de Edom, a lo largo de nuestra vida hemos sembrado maldad, rebeldía y pecados por eso lo justo es que seamos juzgados y castigados por el Padre. Pero la maravillosa e increíble noticia que ofrece el evangelio es que, la ira del Dios Santo contra el pecado fue derramada sobre el hijo en la cruz del Calvario. Jesús ocupó nuestro lugar para que nosotros ocupáramos el suyo. Hemos sido liberados de la muerte y ahora, por gracia, tenemos vida eterna y paz para con Dios por medio de la muerte y la resurrección de Jesucristo.