Ezequiel 41:4

Ezequiel 41:4 “Midió también el frente del templo, y medía diez metros de largo y diez metros de ancho. Y me dijo: Este es el lugar santísimo”.
 
La visión del nuevo templo continúa a lo largo de este capítulo. Ezequiel escribió con precisión todo lo que le fue revelado por el Señor. Él permanecía en el atrio exterior mientras escuchaba con atención cada una de las medidas de los lugares santos.
 
Cuando en la Biblia vemos la exactitud que debían de tener todas las cosas como por ejemplo, el templo, el tabernáculo o el arca de Noe, es para que entendamos cómo es el carácter de Dios. Dios es un Dios de orden, Él es absolutamente Santo y perfecto, todo lo hace con propósito y con excelencia.
No podemos imaginarnos qué pensó y sintió Ezequiel cuando vio el lugar santísimo. Esta parte del templo, sin lugar a dudas, era la más importante de todas ya que, en aquella zona era donde se manifestaba la presencia de Dios.
 
Es una paradoja pensar que la presencia del Eterno se encontraba en unos pocos metros del templo. Ningún lugar físico puede contener al Dios que ha creado el universo. Dios se escapa de nuestros pensamientos y de nuestro sistema de medidas, Dios es Dios. Es increíble y maravilloso pensar que un Dios tan grande habita en el interior de personas tan pequeñas como nosotros. En nuestro corazón habita la presencia de Dios, nosotros somos el lugar santísimo por eso debemos vivir cada momento con temor santo ya que, cada creyente es el templo del Dios viviente.