Hechos 1:8

Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8

Este versículo anuncia un antes y un después en la historia de la humanidad. Desde que el hombre fue expulsado del huerto del Edén ha estado alejado de Dios, pero desde este preciso instante Dios vendría a morar al interior de los creyentes por medio de la tercera persona de la Trinidad (El Espíritu Santo).

No tengo palabras para poder expresar la grandeza, belleza y privilegio que tenemos los hijos de Dios de poder contar con el Espíritu Santo en nuestras vidas. Tristemente conocemos y nos relacionamos muy poco con el Espíritu Santo, cuando sin él ahora mismo no seríamos absolutamente nada.

Entre las muchas funciones que tiene el Espíritu Santo se encuentra principalmente la de ofrecernos poder para ser «testigos» de la vida de Cristo. Los discípulos tras la marcha de Jesús estaban con temor pero todo cambió cuando recibieron al Espíritu Santo. Al igual que ellos nosotros necesitamos tener la pasión y la valentía para predicar el mensaje del Evangelio.

Te invito a tratar y a tener más experiencias con la única persona que está contigo las 24 horas del día, con aquel que se encuentra dentro de ti y que desea tener comunión contigo. (Disfruta, valora y cuida al Espíritu Santo). Sé llenó por él para que puedas ser un verdadero discípulo y testigo de Cristo allí donde vayas.