Isaías 19:1 “Y herirá el Señor a Egipto: lo herirá y lo sanará. Ellos se convertirán al Señor y él les será clemente y los salvará”.
A través de esta profecía dada a la nación de Egipto podemos ver claramente como todo procede de la mano bondadosa del Señor. Al principio del capítulo se nos muestra como Dios es el que traerá caos y confusión a los egipcios, pero más adelante vemos que también trae sanidad y salvación. ¡Qué interesante es saber que Dios mismo es el que hiere, pero a la vez también el que sana!
La gracia de Dios para con todos los pecadores es realmente asombrosa. Todos y cada uno de nosotros, al igual que los egipcios, éramos merecedores del juicio y del castigo de Dios debido a nuestra idolatría y rebeldía. Quizás muchos de nosotros hemos sufrido durante el tiempo que nos encontrábamos viviendo bajo el sistema de pecado de este mundo, pero un buen día la gracia, la misericordia y el amor del Señor nos alcanzaron. Cristo se presentó en nuestras vidas. Él vino para rescatarnos, liberarnos y bendecirnos con su preciosa salvación.
La esperanza que tenemos es que aun Dios puede seguir salvando a muchos de los pecadores que viven como esclavos en el Egipto de este mundo. El Señor puede y quiere sanar muchos corazones para que las personas se conviertan. Cuando esto sucede dejamos atrás cada uno de nuestros ídolos y corremos con gozo para abrazar a la persona de Jesucristo. En esta mañana no olvides los años que estuviste como prisionero en Egipto y celebra con toda tu pasión que ahora eres libre y un amado hijo de Dios.