Isaías 2:22

Isaías 2:22 “¡Dejad de confiar en el hombre, que es muy poco lo que vale! ¡Su vida no es más que un soplo en la nariz!”.
 
La exhortación que el Señor dio a su pueblo por medio del profeta Isaías fue muy clara. Es una verdadera locura y necedad dejar de poner nuestra confianza en el Dios eterno para ponerla sobre los hombres. Las personas están limitadas y son pecadoras, por ese motivo más tarde o más temprano siempre terminaran fallándonos. Además, la palabra nos recuerda que la vida física es tan insignificante como un soplo en la nariz.
 
Este es el contraste que existe en el mundo, las personas confían en las personas y tratan de aferrarse a la vida perecedera. Por el contrario, nosotros dependemos y confiamos en aquel que jamás nos fallará. Los creyentes tenemos nuestra mirada puesta única y exclusivamente en la vida eterna. ¡Qué descanso para el alma saber que caminamos cogidos de la mano del Dios que ha prometido no dejarnos y estar a nuestro lado en todo momento! Tanto sus promesas como sus palabras son absolutamente seguras, Dios es inmutable por ese motivo sabemos que nunca nos fallará.
 
Camina por el sendero de la vida confiando en el mismo Dios invisible que sostuvo al pueblo de Israel a lo largo del desierto. No dudes de aquel que es verdadero y todo poderoso para cumplir cada una de sus promesas. Como dice la palabra “Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta”. Échate sobre los brazos amorosos del Señor y confía ciegamente en aquel que te ama con un amor eterno y ha prometido cuidarte hasta el fin.