Isaías 31:1

Isaías 31:1 “¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda, confían en los caballos y ponen su esperanza en los carros, porque son muchos, y en los jinetes, porque son valientes; pero no miran al Santo de Israel ni buscan al Señor!”.
 
Uno de los pecados y errores más constantes que cometió el pueblo de Judá fue el de abandonar una y otra vez al único Dios que los podía realmente ayudar. Muchas veces cuando tenían algún tipo de necesidad ponían su mirada en otros dioses e incluso se unían a naciones paganas para tratar de buscar prosperidad, paz y seguridad. Ellos preferían poner su confianza en los carros y en los jinetes de Egipto antes que en el Dios verdadero que los rescató precisamente de la esclavitud de Egipto.
 
Es una verdadera necedad cambiar al Dios Eterno por los carros y los caballos de este mundo. Es una locura poner tu confianza y tu seguridad en el hombre, en el dinero o en cualquier otra cosa que no sea el Señor. Debemos ser muy conscientes que absolutamente todos los ídolos de este mundo por muy fuertes y estables que parezcan pueden tambalearse e incluso desaparecer en un instante. Es importante que analices cuales son los carros y los jinetes que tu corazón busca lejos del Señor, medita donde buscas la felicidad y la seguridad para tu alma y si reconoces que no es en el Dios creador del cielo y de la tierra, arrepiéntete y vuélvete hoy mismo hacía Él.
 
Las personas de esta sociedad buscan y confían en los carros y en los jinetes de este mundo, pero nosotros buscamos y confiamos solo en el Señor. Jamás regreses a Egipto, allí no hay nada que merezca la pena. Sigue caminando por el desierto de este mundo cogido de la mano del Dios invisible que camina siempre a tu lado. Recuerda que el Señor ha prometido cuidarte en todos los momentos de tu vida hasta el glorioso día en el que te encuentres cara a cara con aquel que te amó desde la eternidad pasada.