Isaías 32:1

Isaías 32:1 “Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras y en lugares de reposo”.
 
Imagínate que alguien durante muchos años se esfuerza y se prepara muchísimo para correr una maratón. El día por fin llega se coloca en la línea de salida y tras el disparo comienza a correr, van pasando las horas y el corredor avanza poniendo todos sus esfuerzos. El problema es que a pocos kilómetros de llegar le comunican que no hay una meta, no hay ningún tipo de premio y que ni siquiera hay personas esperando a los corredores. Esforzarte durante años y correr una maratón que no tiene meta, ni premio ni aplausos no tiene ningún valor ni sentido. Lamentablemente así es la vida para todos aquellos que no creen en Dios y en la meta de la vida eterna. 
 
El profeta Isaías nos recuerda a todos aquellos que formamos parte del pueblo de Dios cual es la maravillosa y gloriosa meta que nos espera a los que estamos luchando y corriendo en la maratón de esta vida. Todo aquel que tiene a Cristo como su Señor tiene la absoluta seguridad de llegar a la meta. La Biblia afirma que hay moradas de paz que están reservadas para recibir a cada uno de los hijos de Dios. Es cierto que la carrera de la vida en ocasiones es realmente complicada, dura y muy difícil, pero merece la pena seguir corriendo y avanzando porque sabemos que llegaremos a un lugar de reposo en el que estaremos felices por toda la eternidad.
 
Que triste saber que las personas de este mundo corren, se esfuerzan y tratan de superar todos los obstáculos que se presentan en su carrera sin ningún tipo de gozo ni esperanza. La vida sin Cristo es correr y correr sin sentido, sin meta y sin premio. Pero gracias a Dios nosotros podemos correr, esforzarnos y sacrificarnos sabiendo que dentro de muy poco llegaremos a la meta, allí nos estarán esperando todos los que murieron confesando a Cristo y el Dios Padre nos entregará galardones y la corona de la vida.