Isaías 42:8

Isaías 42:8 “¡Yo el Señor, este es mi nombre! A ningún otro daré mi gloria, ni a los ídolos mi alabanza!”.
 
El Dios que nos presenta y revela las Sagradas Escrituras es un Dios amoroso y misericordioso, pero a la vez también grande, temible y celoso. A las diversas religiones les encanta hacer una caricatura del Señor para crear un Dios domesticado, que se parezca a nosotros los humanos y sobre todo que sea de nuestro interés. Tenemos una visión muy distorsionada de la realidad. Por ese motivo creemos y hacemos cosas que realmente no agradan a Dios. Cuando caminamos en ignorancia o simplemente no consultamos con la Palabra terminamos realizando cosas que van totalmente en contra de la voluntad del Señor.
 
Una de las acciones y de las prácticas que Dios más aborrece es precisamente cualquier tipo de idolatría. Dios es un Dios absolutamente celoso de su pueblo y de cada uno de sus hijos, Él nos ama con un amor eterno y al igual que un buen esposo no quiere compartir las caricias de su esposa con otro, Dios tampoco quiere ver como nuestro corazón se inclina o adora algún tipo de ídolo. 
 
Hay varios tipos de idolatría: por un lado está aquella que adora a las imágenes que han sido formadas por las manos de los hombres, pero también se encuentra la idolatría espiritual que es cualquier cosa que trate de conquistar y establecerse en el trono de nuestro corazón. El ser humano fue creado para adorar. Tan solo tenemos dos opciones: o decidimos adorar a Dios con toda nuestras fuerzas y nuestra pasión o terminaremos adorando a los ídolos de este mundo los cuales nos prometen mucho, pero al final nos lo roban absolutamente todo. Analiza tu corazón para que el centro y el protagonista de tu vida sea única y exclusivamente el Señor.