Isaías 44:18

Isaías 44:18 “No saben ni entienden, porque cerrados están sus ojos para no ver y su corazón para no entender”.
 
El ser humano representado en Adán se rebeló y pecó contra Dios en el huerto del Edén. Desde ese preciso instante toda la humanidad quedó completamente afectada y dañada por el pecado. Todos nuestros sentidos espirituales quedaron muertos. Por ese motivo no podemos ver, escuchar ni comunicarnos con Dios. Nuestras mentes fueron entenebrecidas y nuestro corazón completamente endurecido. Esa es la terrible condición espiritual en la que nos encontramos todos.
 
Las personas de este mundo contemplan diariamente la grandeza, el orden y la belleza de la creación, pero sin embargo son incapaces de creer en la existencia del Creador. Hace 2000 años Dios mismo se hizo hombre a través de la persona de Jesús y la humanidad finalmente lo que hizo fue torturarlo y enviarlo a la cruz. Debido a la condición en la que nos encontramos tanto para el hombre como para la mujer es imposible acudir, creer y someterse a Dios voluntariamente ya que el pecado nos lo impide. No podemos y además no queremos buscar a Dios porque realmente amamos el pecado.
 
Pero la buena y maravillosa noticia que presenta el Evangelio es que Dios en su gracia, amor y misericordia ha decidido venir a nuestras vidas para sanar todos nuestros sentidos espirituales. Dios a través del don de la Fe abre nuestros ojos espirituales para que podamos contemplar a Cristo muriendo en la cruz por todos nuestros pecados. En el instante que vemos la belleza de Jesús nuestro corazón corre hacía Él. Aquellos que están en Cristo pueden ver a Dios, comunicarse con Él, sentir su presencia y caminar con el Creador desde ahora y por toda la eternidad. Celebra que estabas muerto espiritualmente y ahora tienes vida. Canta, adora, ama y sirve al Dios que te amó, te buscó, te restauró y transformó todo tu ser.