Isaías 47:18

Isaías 47:18 “Escucha ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy y fuera de mí no hay otra; no quedaré viuda ni conoceré orfandad”.
 
Después de un tiempo de mucha paciencia y misericordia finalmente el Señor trajo juicio y castigo a Babilonia. Los habitantes de esta nación pagana se sentían seguros y confiados en si mismos, en la prosperidad, en la belleza y en el poder que tenían sobre otras naciones. Babilonia creía en su corazón que no necesitaba a nada ni a nadie y que el éxito y la buena vida le duraría para siempre hasta que, de repente, lo perdió absolutamente todo.
 
Por medio de este acontecimiento y del espíritu de esta nación la palabra de Dios nos advierte a todos los seres humanos de no poner nuestra alegría, confianza y seguridad en las cosas superficiales y efímeras que existen en este mundo. Nuestra identidad y nuestro gozo jamás deben ser ancladas en las arenas movedizas de este mundo ya que absolutamente todo cuanto poseemos y por lo que luchamos desaparecerá en un instante cuando la muerte nos robe nuestro último aliento.
 
Nuestra mirada siempre debe estar puesta en las cosas eternas que permanecen en el cielo. Nosotros somos peregrinos en este mundo. Por eso es importante que abracemos y llevemos pocas cosas en nuestro equipaje. No dejes que tu corazón se enrede con el dinero o el materialismo y jamás caigas en el error de poner tu confianza en algo que sea pasajero. Huye del orgullo, de la vanidad, de la prepotencia y de la arrogancia. Sé humilde y reconoce en todo momento la necesidad que tienes de Dios para sobrevivir en medio del desierto de este mundo.