Isaías 49:1

Isaías 49:1 “Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el vientre; desde las entrañas de mi madre tuvo en cuenta mi nombre”.
 
A lo largo de este capítulo vemos como Dios estaba mostrando al resto de naciones que Él tendría misericordia en su plan de redención con el mundo. La salvación no sería única y exclusivamente para la nación de Israel, el Señor también se acordaría y llamaría a muchas personas de pueblos lejanos. Desde el vientre de nuestras madres el Señor ya nos conoce, nos tiene en cuenta y a través de su providencia pone el momento adecuado para presentarnos el evangelio y salvarnos.
 
La Biblia muestra como Dios no solo salvó a muchos de la nación de Israel, sino que también redimió a todos sus elegidos de diferentes partes del mundo. Es realmente asombroso ver como el Creador del Universo nos conoce de manera personal y específica a cada uno de nosotros. Las Escrituras afirman que Dios nos escogió para salvación desde antes de la fundación del mundo. Nuestra salvación nada tiene que ver con nuestras obras, con nuestros méritos, ni siquiera con nuestro libre albedrio, somos salvos porque Dios en su misericordia nos amó desde la eternidad pasada.
 
Es importante que meditemos en esta gloriosa realidad para que no caigamos en el error de no darle valor a la maravillosa salvación que hemos recibido por gracia. Si eres un verdadero cristiano recuerda que fuiste elegido por gracia y que la salvación de tu alma, que no te ha costado absolutamente nada, a Cristo le costó absolutamente todo. Celebra que aquel que te conoce desde el vientre ha prometido estar contigo hasta la tumba, y no olvides que cuando la muerte te robe tu último aliento tus ojos se abrirán para disfrutar por toda la eternidad.