Jeremías 12:8

Jeremías 12:8 “Muchos pastores han destruido mi viña, han pisoteado mi heredad, han convertido en desierto y soledad mi heredad preciosa”.
 
El profeta Jeremías, exhortó de parte de Dios a los muchos líderes del pueblo de Israel por no estar cumpliendo bien con su responsabilidad. El culto al Señor estaba completamente corrompido; los hombres estaban dañando la viña y pisoteando la heredad de Dios. Todo lo que tenía que florecer, acercar a las personas con el Creador y producir vida, estaba completamente seco y destrozado.

Lamentablemente, en nuestra actualidad, podemos ver cómo son muchas y cada vez más las iglesias del Señor que poco a poco se están corrompiendo. El pensamiento y el sistema pecaminoso de este mundo, se ha ido introduciendo en la preciosa viña del Señor, que es su iglesia. Muchos pastores y líderes están maquillando y diluyendo el poderoso mensaje del evangelio. En el momento que desplazamos la centralidad de las Escrituras y abrazamos las prácticas de este mundo, la iglesia se convierte en un desierto espiritual.
 
Huye de las iglesias donde no se predica con fidelidad el evangelio. Huye de las iglesias donde no se confronta y se permite el pecado. Huye de las iglesias que tienen más temor a los hombres que al Dios tres veces santo. Estamos atravesando tiempos realmente difíciles y, además, debemos ser muy conscientes de que, con el paso de los años, la situación ira empeorando. Las iglesias están siendo presionadas y atacadas desde todos los frentes, por eso es importante y urgente que oremos, velemos y trabajemos para proteger a la amada iglesia de nuestro Señor Jesucristo.