Jeremías 13:10

Jeremías 13:10 “Este pueblo malo, que no quiere escuchar mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón y que va tras dioses ajenos para servirlos y para postrarse ante ellos”
 
A través de la simbología de un cinto de lino, el Señor quería mostrarle al profeta Jeremías como era la condición y la actitud que estaba teniendo Israel para con Dios. El pueblo, una vez más, le dio la espalda completamente al Señor y a sus palabras, cambiaron la dirección y la sabiduría del Eterno por los deseos de sus corazones, y los dioses paganos a los que servían y adoraban.
 
Dios prometió disciplinar y quebrantar el orgullo de Juda llevándolos al exilio a causa de sus pecados. Aquellos que habían gozado de una relación muy especial e íntima con el Creador, ahora serían conquistados por sus enemigos. Toda esta escena nos recuerda los efectos tan devastadores que produce el pecado sobre nuestras vidas. En el momento que cambiamos la palabra del Señor por la voz de nuestro torpe corazón, estamos completamente perdidos. Cuando nos alejamos del Dios vivo para seguir a los dioses de este mundo entramos en el terreno de nuestros enemigos.
 
Dios desea cuidarnos, protegernos y bendecirnos en todo momento, pero para que eso sea posible, debemos estar muy cerca de su presencia. No cambies jamás al Señor por los ídolos falsos de este mundo. Recuerda que cuando caminas con Dios, puedes experimentar la plenitud, el gozo y la paz que solo Él puede dar. No seas rebelde a los consejos y a la voluntad de aquel que es nuestro buen Padre celestial.