Jeremías 14:10

Jeremías 14:10 “Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, Señor, ¡actúa por amor de tu nombre! Porque nuestras rebeliones se han multiplicado; contra ti hemos pecado”.
 
Jeremías se identificó con el pueblo de Israel en sus pecados y rebeliones contra Dios. El pueblo sabía muy bien que eran muchas sus faltas y errores, la maldad estaba presente y los señalaba a cada uno de ellos como culpables. Sabían que eran justos merecedores del castigo y la ira de Dios para con sus vidas, por ese motivo clamaron al Señor para que en su amor y misericordia fueran perdonados.
 
Cada uno de nosotros tenemos una lista interminable de pecados y rebeliones que hemos realizado contra el Señor a lo largo de nuestra vida. Ningún ser humano puede presentarse ante la presencia de Dios a través de sus méritos personales, nadie puede lograr la salvación ni siquiera una sola bendición por medio de nuestras obras. Por ese motivo, debemos clamar y aferrarnos cada día a la bendita gracia del Señor.
 
Es solo por las misericordias del Señor que somos aceptados, perdonados, y amados por el Padre. Gracias al pacto que Dios mismo hizo con su nombre, cada uno de los que confiamos en Cristo, somos completamente perdonados. Todo lo que recibimos de parte de Dios, lo recibimos única y exclusivamente por los méritos que Jesús obtuvo por nosotros en la cruz del calvario. Es cierto que todas nuestras iniquidades, rebeliones y pecados nos señalan, nos acusan y nos declaran culpables, pero también es cierto que la justificación de Jesús nos libera y nos rescata. Por ese motivo, como dicen las Escrituras, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.