Jeremías 15:10

Jeremías 15:10 “¡Conviértanse ellos a ti, más tú no te conviertas a ellos!”.
 
En medio de un contexto de tanta inmoralidad e idolatría, el Señor le dio un mandamiento muy claro a su pueblo. Ellos debían guardar sus corazones, para no caer en el error de abrazar las practicas pecaminosas que realizaban las naciones paganas de aquella época. Si no vigilaban sus almas, con mucha facilidad podían desviarse y terminar pensando y actuando como aquellos que no tenían temor de Dios.
 
Uno de los propósitos del Señor para con su pueblo y la vida de sus hijos, es que seamos luz y sal en medio de nuestra sociedad. Nosotros debemos brillar con la gloriosa luz del evangelio como lo hace un faro a media noche. Pero si no estamos firmes y completamente anclados sobre la voluntad de Dios revelada en su palabra, podemos ir cediendo y permitiendo cosas poco a poco. Hoy día lamentablemente estamos viendo como muchos creyentes e incluso iglesias están abrazando los pensamientos del sistema caido de este mundo.
 
Cada vez más, vemos al pueblo de Dios viviendo en tibieza y practicando cosas que el Señor aborrece. Tenemos un llamado muy claro de predicar para que las personas se conviertan a Cristo. Lo que sucede, es que el príncipe de este mundo, que es el diablo, también predica con falsos mensajes y hace todo lo posible por engañarnos y seducirnos. Debemos recordar que, aunque estemos en este mundo, no somos ni le pertenecemos a este mundo. Pertenecemos al reino de Dios, por ese motivo tenemos un llamado a ser diferentes e incluso a ir a contra corriente. No podemos olvidar cuál es nuestra identidad como hijos de Dios. Así que esfuérzate para no ser influenciado por el mundo y vive de tal manera que puedas influenciar a otros por medio del evangelio.