Jeremías 50:4

Jeremías 50:4 “En aquellos días y en aquel tiempo, dice el Señor, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá juntamente. Irán andando y llorando y buscaran al Señor, su Dios”.
 
Babilonia, el mismo instrumento que Dios utilizó para realizar su justicia contra el pueblo de Israel, fueron juzgados por los crímenes que voluntariamente realizaron. Este acontecimiento, nos muestra el misterio y a la vez la realidad que existe entre la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre. Después de años de sufrimiento y calamidad, muchos de los judíos se volvieron a Dios arrepentidos. Jeremías, nos muestra la maravillosa imagen de la conversión. Solo Dios en su misericordia puede hacer que se produzca la verdadera contrición en los corazones.
 
Dios, en muchas ocasiones, utiliza diferentes recursos o situaciones complicadas para tratar con el orgullo y la rebeldía que tenemos en lo más profundo del corazón. La conversión de un pecador, no es un movimiento que la propia persona puede producir en sus capacidades. La conversión, solo se puede producir en el instante que el Espíritu Santo nos muestra la santidad de Dios, la belleza de Jesús y nuestra condición como pecador. Cuando esto sucede, en ese preciso instante, corremos hacia Cristo en arrepentimiento y fe para obtener la salvación por gracia.
 
Debemos seguir orando y confiando en el poder de Dios para que nuestros familiares, amigos y muchas personas, experimenten algún día el maravilloso regalo de la salvación. Sabemos y creemos, que la salvación es del Señor. Por ese motivo, debemos esperar y descansar absolutamente en su soberanía. Confía en el poder, la gracia y la misericordia de Dios. Recuerda que, a lo largo de tu vida, verás a muchos que están prisioneros en la Babilonia de este mundo, siendo rescatados y salvados por Jesucristo.