Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Marcos 2:5
La fama de Jesús comenzó a correr como la pólvora a tal punto que cada vez que entraba en una aldea las multitudes lo buscaban. En esta ocasión el maestro se encontraba predicando en el interior de una casa la cual estaba repleta de personas y era imposible acceder a su interior.
De repente en medio de la reunión se presentaron cuatro amigos que descubrieron el techo por donde bajaron a un paralitico. ¿Puedes imaginarte la escena? Aunque realmente lo más asombroso es ver la FE tan grande que tenían cada uno de estos hombres. Fue precisamente la FE de ellos lo que impresionó a Jesús. En ocasiones cada uno de nosotros también podemos tocar y mover el corazón de Dios por medio de nuestra FE.
Debemos tener una FE “rompe techos”, una FE que se esfuerza por cargar con cada una de las personas que están paraliticas espiritualmente. Tu y yo somos los responsables de compartir y predicar el Evangelio, pero además somos responsables de cargar con las personas hasta dejarlas a los pies de Cristo.
La “parálisis del pecado” ha separado al ser humano de la casa de nuestro Padre Celestial, pero la buena noticia es que Cristo rompió el techo del cielo y vino para buscarnos, cargarnos y llevarnos hasta los brazos del Eterno.