Nehemías 11:20 “El resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, vivían en todas las ciudades de Judá, cada uno en su heredad”.
Estamos entrando en la recta final del increíble libro de Nehemías, en estos momentos de la historia, la ciudad ya estaba reconstruida, las personas animadas y el pueblo de nuevo se había consagrado al Señor. Ahora tan solo quedaba repartir el terreno donde vivirían cada una de las familias. Todos fueron repartidos por las ciudades de Judá y cada familia disfruto de su heredad.
Creo que la gran mayoría de nosotros, que no hemos vivido una guerra o alguna situación difícil en la que nos hayamos visto obligados a dejar nuestro hogar y nuestra tierra, no podemos llegar a comprender la alegría y el valor tan grande que tiene poder regresar a tu país y habitar nuevamente en tu ciudad natal. Los judíos, tras el terrible exilio, por fin habitaban felices en sus casas, con familias unidas y en un lugar donde había prosperidad, paz y seguridad.
Nosotros también nos encontramos exiliados en medio de este mundo de caos. Estamos rodeados de sufrimiento, maldades e injusticias, pero tenemos la esperanza que dentro de muy poco cuando la muerte nos visite pasaremos a vivir por una eternidad en nuestro verdadero hogar. Cuando crucemos la meta y habitemos en la nueva tierra seremos plenamente felices. No olvides que lo mejor está por venir y que todos aquellos que contamos con Cristo disfrutaremos por los siglos de una maravillosa y preciosa heredad junto a nuestro Padre celestial.