Nehemías 9:3

Nehemías 9:3 “Más por tus muchas misericordias no los consumiste ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso”.
 
El pueblo se reunió para dedicar un día de ayuno y oración, en este tiempo aprovecharon para confesar y pedir perdón al Señor por los pecados que habían cometido durante años. A lo largo de todo este capítulo se narra la grandísima paciencia, fidelidad y misericordia que Dios ha tenido con la nación de Israel. Es realmente sorprendente cómo el Señor a lo largo de varios siglos siempre cuidó y protegió a su pueblo, pero ellos una y otra vez se rebelaban y le daban la espalda a Dios.
 
Cuando estudias con detenimiento la historia de Israel queda muy claro que los seres humanos somos realmente pecadores, desagradecidos e injustos y que Dios es fiel y misericordioso. Al igual que les sucedió a los israelitas, constantemente nosotros también nos olvidamos de Dios cuando las cosas nos van bien. Son muchos los que buscan y claman a Dios cuando se ven metidos en situaciones complicadas que no controlan, pero luego, lamentablemente, cuando Dios viene a socorrernos y de nuevo estamos estables, le damos la espalda al Señor y seguimos avanzando por nuestra vida.  
 
Es la misericordia de Dios la que le permite a los habitantes de este mundo disfrutar cada día de las bendiciones que ofrece la gracia común. Dios observa la rebeldía y el pecado de los seres humanos, pero decide aplacar su ira a través de su gran misericordia. Algo que jamás debemos de olvidar es que en algún momento la misericordia de Dios terminará y sus juicios vendrán sobre este mundo. La buena noticia que ofrece el Evangelio es que aquellos que estemos en Cristo seremos librados del castigo y disfrutaremos del abrazo del Eterno.